miércoles, 16 de noviembre de 2016
LA NOVELA
LA PRESENTACION DE LA NOVELA "LA MEMORIA DE TU NOMBRE" TENDRÁ LUGAR EL DIA 28 DE ENERO EN LA CASA DE LA CULTURA DE PEDRALBA CON LA COLABORACIÓN DEL ESCRITOR ALFONS CERVERA, QUIEN TAMBIÉN RESPALDARÁ EL TEXTO CON SU PRÓLOGO. LA PUBLICACIÓN EN FORMATO DE LIBRO VIENE DE LA MANO DE LA EDITORIAL LLETRA IMPRESA COMO UNA DECIDIDA APUESTA POR LA LITERATURA DE LOS TERRITORIOS DE INTERIOR. ESA VERSION EN PAPEL INCLUYE AÑADIDOS Y MEJORAS SOBRE LA VERSION DIGITAL ACTUALMENTE DISPONIBLE EN AMAZON LIBROS.
"La memoria huele a sardinas con pan frito. Como si
las fechas se hubiesen quedado paradas sobre el plato en el que un aceite requemado untaba los ojos
tristes del pescado. También a cera caliente de depilar,
la que ponía mi abuela a fuego lento en un cazo pequeño, removiéndola sin prisa con la maderita suelta
de una pinza de tender, para arreglarse luego el bigote.
Y a patas de gallina chamuscándose sobre la llama azul
antes de arrancarles despacito la piel. También huele a
eso. A la carne achicharrada a la que le salta a trozos el
pellejo cuando estiras suavemente de él, aunque recordarlo despierte una náusea incómoda que se atraviesa
por la garganta. ¿Me lo dices o me lo cuentas? Ahora
sé que la memoria tiene olor. El de aquellas cosas pequeñas y sencillas que pasaban casi desapercibidas, las
que sucedían mientras yo pegaba la cara al cristal de la
ventana para mirar cómo los estorninos picoteaban las
cajitas de plástico de las antenas. Veo los mismos tejados curvados por la fatiga y el caminar de otros gatos
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sin dueño que contemplan con deseo la distracción de
los pájaros. Las mismas marcas de musgo entumecido
sobre las medianeras de tanta lluvia secada al sol, esas
que de niño me sugerían la fiura de un espantapájaros somnoliento sobre las tejas y ahora, lo que son las
cosas, me lo siguen pareciendo. Como si continuara
sin despertarse. Déjalo que duerma. Pasa muy despacio una nube, no es más que un borrón insignificante
que se deshace mientras lo sigues durante unos minutos con la mirada, justo detrás de esa nebulosa de vaho
que se queda atrapada en el cristal como el rescoldo
caldeado de la punta de la nariz." FRAGMENTO DEL CAPÍTULO II
"Una tarde de septiembre el nieto de la Garbancera
voló. Planeó por los cielos durante unos segundos como
si no fuera un crío. Revoloteó un rato corto, no mucho,
como si se tratara de un gorrión volandero de los que
caen antes de hora del nido y no saben por dónde tirar.
O como si se hubiera convertido en un mochuelo atolondrado que confunde la noche por el día y va ciego con
los destellos del sol. Los barbos pasaban cachazudos a
mi lado mientras yo fltaba sobre la corriente fresca y
él andaba surcando el aire entre las matas de achicoria
y las garzas asustadas. Habíamos ido hasta la presa con
dos cámaras de neumático de camión bien hinchadas
para lanzarnos al agua desde allí y llegar embarcados
hasta la Peña Latrón. Y lo hicimos, vaya que sí. Pero
al poco de salir de puerto se le atravesó el remo en las
junzas y solo pudo ver como la caña se le clavaba en la
goma negra que explotó como un cohete, de esos que
todavía tiran cuando van a soltar a las vacas por la calle
Bugarra. Ya no pudo ver más, porque las gafas de pasta
le salieron disparadas y él despegó detrás, moviendo
los brazos arriba y abajo, como si fuera a ganar altura y
a pasar por encima de las ramas densas de los chopos.
Luego llegó el trompazo, el testarazo obsceno contra el
pretil y quedarse como una piltrafa magullada sobre
los guijarros ovalados de la orilla" FRAGMENTO DEL CAPÍTULO III